Estudie la licenciatura en Economía en la UAM Azcapotzalco, y luego de trabajar durante algún tiempo en la iniciativa privada y en la UNAM, entré en 1991 como profesora en el subsistema DGETI.
Al sistema DGETI llegue (según yo) por un breve tiempo, pero después de seis meses, las autoridades de un CETis me invitaron a trabajar en el plantel; el sueldo era bueno, mejor que otros que había tenido, por lo que aproveche la oportunidad y me quede definitivamente.
Me gusta mi trabajo, siento que trabajar con adolescentes es una gran responsabilidad ya que están en una edad muy vulnerable en la que fácilmente pueden ser influenciados de muchas maneras (buenas y malas) por quienes están a su alrededor; a veces nos toca no solamente ser su asesor académico sino parte de su mundo social para ayudarles con dudas en contextos políticos, económicos, culturales, románticos, etc, incluso algunas veces como figura materna en mi caso; o para sacar sus frustraciones con los problemas que tienen con figuras de autoridad.
Para mi ser docente en educación media superior significa un buen empleo que me da satisfacciones pero también frustraciones algunas veces, me ayuda para seguir preparándome constantemente, buscar información actualizada que le llame la atención a los alumnos para poder captar su atención en un mundo cambiante y que les ofrece muchas formas de entretenimiento (videojuegos, teléfonos celulares, revistas, música, cine, televisión, Internet, alcohol, drogas etc.)
Uno de lo más grandes motivos de satisfacción que tengo, es contar con un empleo estable que aún en épocas tan difíciles como los tiempos actuales de crisis que estamos viviendo, nos siguen pagando puntualmente incluso durante la contingencia sanitaria, lo que no pueden decir quienes trabajan en la iniciativa privada (me siento privilegiada por está situación)
Esta situación se refuerza cuando los ex – alumnos y los egresados vienen a visitar el plantel y me dicen que lo que aprendieron en las distintas materias que he impartido les sirvió ya sea para entrar a trabajar (en el caso del área fiscal contable) o para continuar con sus estudios (en el caso de las materias del área histórico social), o cuando el trabajo de investigación de economía donde tenían que administrar un recurso escaso ( en este caso un salario mínimo) para solventar los gastos de una familia los hizo recapacitar en los esfuerzos que hacen sus padres para mandarlos a la escuela y que, decidieron seguir estudiando para no pasar por esos problemas, o esperar para casarse hasta que tengan un buen empleo.
Sin embargo también me encuentro con alumnos que me dicen, “Maestra no le entendí nada”, “No me interesa lo que nos dice”, “¿Para qué me va a servir si mi tío vende en la calle y gana más que usted?”, ”¡Qué aburrida es su clase!”, etc., etc.
Ante esta situación, evito caer en la depresión o el cinismo paralizante y trato de dar lo mejor de mí, a través de mi trabajo cotidiano en el aula.
Paty

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